Esta mañana he tenido un sueño curioso... Cuando me he despertado me he quedado quieta, sin abrir los ojos, intentando grabar todo lo que había pasado por mi mente durante ese apacible sueño para procurar recordarlo. No abrí los ojos, ni siquiera me moví, porque el más ligero movimiento provocaría que me olvidara de todo. Repetí la escena mil y una veces hasta que estuve segura de que me acordaba de todo. Entonces me levanté.
En el preciso momento en que puse un pie en el suelo, me olvidé de todo aquello que había intentado almacenar en mi disco duro. Incluso me olvidé de que había intentado memorizar algo.
De repente, me coloco ante el ordenador, con la sensación de no tener nada que hacer y ¡zas!, siento algo en el pecho que me obliga a abrir el blog, en el que hacía meses que no escribía. Casi automáticamente, hago un rápido click sobre "Nueva Entrada" y me encuentro con una página en blanco, que puedo rellenar con todas las chorradas que se me pasen por la cabeza.
El recuerdo de ese sueño aparece ante mí, suave y leve, como la brisa marina en un día calmado. No lo recuerdo todo y me da rabia. ¿Por qué? Porque ahora sí que me acuerdo del esfuerzo que he utilizado para intentar no olvidarme...
Recuerdo lo esencial. Yo aparecía en una ciudad inundada. Hay el cadáver de un monstruo, al estilo de Nessy medio descompuesto. Estoy encima y conozco a un reptil, al estilo dragón de comodo. Y me enamoro de él. Quiero huir de allí, que escapemos juntos. Repentinamente, aparece la certeza de que ese lugar en el que estamos es el interior de mi propio cuerpo. Y me doy cuenta de que conozco la salida. Intento llevarme a mi reptil conmigo pero, cuando estamos a punto de salir, me percato de que él no puede acompañarme porque es una parte de mí. Y hasta ahí me acuerdo.
No recuerdo el final. ¿Me suicidaba? ¿Seguía con mi vida? ¿Volvía al interior de mí misma y vivía allí con él?
Ni idea, lo único de lo que estoy segura es de que tengo un gran vacío creativo... Necesito crear, y no cualquier cosa. Yo quiero crear belleza.