Esta mañana he tenido un sueño curioso... Cuando me he despertado me he quedado quieta, sin abrir los ojos, intentando grabar todo lo que había pasado por mi mente durante ese apacible sueño para procurar recordarlo. No abrí los ojos, ni siquiera me moví, porque el más ligero movimiento provocaría que me olvidara de todo. Repetí la escena mil y una veces hasta que estuve segura de que me acordaba de todo. Entonces me levanté.
En el preciso momento en que puse un pie en el suelo, me olvidé de todo aquello que había intentado almacenar en mi disco duro. Incluso me olvidé de que había intentado memorizar algo.
De repente, me coloco ante el ordenador, con la sensación de no tener nada que hacer y ¡zas!, siento algo en el pecho que me obliga a abrir el blog, en el que hacía meses que no escribía. Casi automáticamente, hago un rápido click sobre "Nueva Entrada" y me encuentro con una página en blanco, que puedo rellenar con todas las chorradas que se me pasen por la cabeza.
El recuerdo de ese sueño aparece ante mí, suave y leve, como la brisa marina en un día calmado. No lo recuerdo todo y me da rabia. ¿Por qué? Porque ahora sí que me acuerdo del esfuerzo que he utilizado para intentar no olvidarme...
Recuerdo lo esencial. Yo aparecía en una ciudad inundada. Hay el cadáver de un monstruo, al estilo de Nessy medio descompuesto. Estoy encima y conozco a un reptil, al estilo dragón de comodo. Y me enamoro de él. Quiero huir de allí, que escapemos juntos. Repentinamente, aparece la certeza de que ese lugar en el que estamos es el interior de mi propio cuerpo. Y me doy cuenta de que conozco la salida. Intento llevarme a mi reptil conmigo pero, cuando estamos a punto de salir, me percato de que él no puede acompañarme porque es una parte de mí. Y hasta ahí me acuerdo.
No recuerdo el final. ¿Me suicidaba? ¿Seguía con mi vida? ¿Volvía al interior de mí misma y vivía allí con él?
Ni idea, lo único de lo que estoy segura es de que tengo un gran vacío creativo... Necesito crear, y no cualquier cosa. Yo quiero crear belleza.
miércoles, 22 de julio de 2009
miércoles, 27 de mayo de 2009
sábado, 23 de mayo de 2009
Mierda
- Estúpido.
-¿Qué?
-Que eres un estúpido.
- Y tú un gilipollas.
- Serás cabrón...
- De verdad, odio a la gente que va insultando por ahí.
- Ah, ¿entonces te odias a ti mismo?
- No es mi culpa, porque tú has empezado.
- ¿Eso te disculpa? Eres un gilipollas, te estás rebajando a mi nivel.
[¿Por qué no podemos simplemente ignorarlo? Ah, sí. Orgullo. ]
-¿Qué?
-Que eres un estúpido.
- Y tú un gilipollas.
- Serás cabrón...
- De verdad, odio a la gente que va insultando por ahí.
- Ah, ¿entonces te odias a ti mismo?
- No es mi culpa, porque tú has empezado.
- ¿Eso te disculpa? Eres un gilipollas, te estás rebajando a mi nivel.
[¿Por qué no podemos simplemente ignorarlo? Ah, sí. Orgullo. ]
lunes, 18 de mayo de 2009
Òptica geomètrica
[Adaptació d'una conversa real]
- Realment entens el color negre? Quina pena que de física no en sàpigues gaire. Saps per què les coses tenen el color que tenen? Perquè absorbeixen tots els colors menys un i aquest és el que veiem. La samarreta rosa que portes absorbeix tots els colors menys el rosa, els teus texans absorbeixen tots els colors menys el blau...
Però saps que li passa al negre? El negre absorbeix tots i cadascun dels colors i no en reflexa cap. Per això el negre és càlid, per això el negre és acollidor. El negre és tolerant, amable i no discrimina. Per això m'agrada.
- Però el blanc és el símbol de la pau... No t'hauries de vestir de blanc?
- El blanc és l'intolerant, el discriminatori. No accepta cap color, els reflecteix tots. És fred i malvat. Realment algú vol ser com ell?
- I llavors per què el negre és el color de la mort?
- Perquè la mort accepta a tothom, sense distincions. La mort sempre arriba i és igual per a tots els ésser vius.
- I per el blanc per què és el color de la vida?
- Perquè el blanc sempre rebutja tothom. Igual que la vida.
[Fi de l'adaptació d'una conversa real]
- Jo no entenc per què vesteixes de negre, si tu no et portes com aquells deprimits que diuen que el món és una merda i que estan sempre seriosos... D'acord, la música la escoltes, però... No ho sé, no et pega gaire.
- Realment entens el color negre? Quina pena que de física no en sàpigues gaire. Saps per què les coses tenen el color que tenen? Perquè absorbeixen tots els colors menys un i aquest és el que veiem. La samarreta rosa que portes absorbeix tots els colors menys el rosa, els teus texans absorbeixen tots els colors menys el blau...
Però saps que li passa al negre? El negre absorbeix tots i cadascun dels colors i no en reflexa cap. Per això el negre és càlid, per això el negre és acollidor. El negre és tolerant, amable i no discrimina. Per això m'agrada.
- Però el blanc és el símbol de la pau... No t'hauries de vestir de blanc?
- El blanc és l'intolerant, el discriminatori. No accepta cap color, els reflecteix tots. És fred i malvat. Realment algú vol ser com ell?
- I llavors per què el negre és el color de la mort?
- Perquè la mort accepta a tothom, sense distincions. La mort sempre arriba i és igual per a tots els ésser vius.
- I per el blanc per què és el color de la vida?
- Perquè el blanc sempre rebutja tothom. Igual que la vida.
[Fi de l'adaptació d'una conversa real]
miércoles, 13 de mayo de 2009
martes, 12 de mayo de 2009
Visions
Espectre:
1. Fantasma, aparició que provoca terror.
2. Llums que absorbeix o emet un objecte.
__________________________________________________
De quin color és el teu espectre?
lunes, 11 de mayo de 2009
Coses de la vida
Avui estava a classe i se m'ha caigut el bolígraf a terra. Just en xocar, s'ha separat del seu tap i aquest ha anat a parar a qui sap on. Com no el trobi aviat, el meu bolígraf s'assecarà. Quina llàstima, no?
miércoles, 6 de mayo de 2009
Fantasías
El asfalto estaba cubierto con dos dedos de agua. A cada paso que daba, las gotas de agua se elevaban, salpicándole los zapatos y empapándole los calcetines. En una de esas acometidas líquidas, más abundantes de lo común, dirigió la vista al suelo, pensando si esas pequeñas salpicaduras que se elevaban a su paso no serían como gigantes tsunamis para las inconscientes hormigas que se atrevían a pasear por esa calle. También se le ocurrió que para ellas, un tsunami de los que afectaban a los humanos debía de ser el apocalipsis.
Quizá las hormigas vivían un tiempo distinto al suyo y también poseían una sociedad como la suya, con unas leyes y unos dirigentes, además de ciudades, aeropuertos, hoteles, bares, hospitales… Se rió al imaginar una hormiga vestida de enfermera sexy para complacer a su marido hormigo. Un hormigo… arrugó la nariz al pensar en lo rara que le sonaba esa palabra. No entendía por qué había animales que tenían un nombre para cada sexo y otros que no lo tenían. Decidió que a partir de aquél momento utilizaría el femenino y masculino de todos los nombres de animales. El tigre y la tigra, el elefante y la elefanta, el ovejo y la oveja, el zebro y la zebra, el mosquito y la mosquita… y por supuesto, el hormigo y la hormiga.
Se rió al pensar como la miraría la gente si escuchara las chorradas que se le pasaban por la cabeza. Sacudió la cabeza para que los cabellos que se habían atascado en sus orejas se soltaran y ondearan alrededor de su delicado rostro. Sus ojos, tallados en esmeralda, abiertos y avispados, observaban con atención la gente con la que se cruzaba, advirtiendo los más pequeños detalles.
Se fijó en una muchacha de su edad aproximadamente, que se cruzó con ella a paso veloz, como si llegara tarde a algún sitio. Vio como soltaba el reloj de su muñeca y movía las agujas de manera que fuera más pronto de lo que era en realidad. Se rió al pensar que, si tuviera el poder de atrasar el tiempo, la muchacha no llegaría nunca a casa, puesto que al atrasar el reloj, ella misma retrocedería en su camino.
Una mujer mayor pasó por su lado y se dio cuenta de que le faltaba un pendiente. Debía de ser como el que llevaba en la otra oreja, un anillo gordo y compacto, de oro macizo, o al menos eso parecía. Miró a su alrededor y vio algo que brillaba en el suelo. Se acercó corriendo y lo tomó delicadamente entre sus frágiles manos. Qué curioso, era un pendiente. Pero muy diferente al que había perdido esa mujer. Era de algún tipo de joya de color negro, con hilos de plata que caían en cascada, juntándose en la forma de una cruz invertida. Vio en su mente a la mujer del pendiente de oro, poniéndose ese otro que ella había encontrado y transfigurando la mitad de su cuerpo en una de esas chicas góticas con las que se había cruzado alguna vez. Rió de nuevo y guardo el pendiente en el pequeño bolsillo de su pantalón.
Cuanta imaginación podría caber en su pequeña cabeza inocente… Cuanta dulzura podría reflejar su rostro… Si la pudierais ver con mis ojos, admiraríais su fragilidad, su belleza apática, su sencillez…
Pero quizás, su mayor virtud es su mayor defecto. No vive en nuestro mundo, no ve lo que todos los demás vemos. Vive en su propia dimensión, en su propio planeta, en su propia realidad. Pero aun así, no puede dejar de sentirse indefensa ante los demás, porque ella conoce su propia fragilidad. Por ese motivo se encoge de terror cada vez que alguien extraño se le acerca, por eso le suben los colores cuando un desconocido le habla.
Tan dulce, tan bella, tan pura… ¿Acaso no eres de este mundo?
Quizá las hormigas vivían un tiempo distinto al suyo y también poseían una sociedad como la suya, con unas leyes y unos dirigentes, además de ciudades, aeropuertos, hoteles, bares, hospitales… Se rió al imaginar una hormiga vestida de enfermera sexy para complacer a su marido hormigo. Un hormigo… arrugó la nariz al pensar en lo rara que le sonaba esa palabra. No entendía por qué había animales que tenían un nombre para cada sexo y otros que no lo tenían. Decidió que a partir de aquél momento utilizaría el femenino y masculino de todos los nombres de animales. El tigre y la tigra, el elefante y la elefanta, el ovejo y la oveja, el zebro y la zebra, el mosquito y la mosquita… y por supuesto, el hormigo y la hormiga.
Se rió al pensar como la miraría la gente si escuchara las chorradas que se le pasaban por la cabeza. Sacudió la cabeza para que los cabellos que se habían atascado en sus orejas se soltaran y ondearan alrededor de su delicado rostro. Sus ojos, tallados en esmeralda, abiertos y avispados, observaban con atención la gente con la que se cruzaba, advirtiendo los más pequeños detalles.
Se fijó en una muchacha de su edad aproximadamente, que se cruzó con ella a paso veloz, como si llegara tarde a algún sitio. Vio como soltaba el reloj de su muñeca y movía las agujas de manera que fuera más pronto de lo que era en realidad. Se rió al pensar que, si tuviera el poder de atrasar el tiempo, la muchacha no llegaría nunca a casa, puesto que al atrasar el reloj, ella misma retrocedería en su camino.
Una mujer mayor pasó por su lado y se dio cuenta de que le faltaba un pendiente. Debía de ser como el que llevaba en la otra oreja, un anillo gordo y compacto, de oro macizo, o al menos eso parecía. Miró a su alrededor y vio algo que brillaba en el suelo. Se acercó corriendo y lo tomó delicadamente entre sus frágiles manos. Qué curioso, era un pendiente. Pero muy diferente al que había perdido esa mujer. Era de algún tipo de joya de color negro, con hilos de plata que caían en cascada, juntándose en la forma de una cruz invertida. Vio en su mente a la mujer del pendiente de oro, poniéndose ese otro que ella había encontrado y transfigurando la mitad de su cuerpo en una de esas chicas góticas con las que se había cruzado alguna vez. Rió de nuevo y guardo el pendiente en el pequeño bolsillo de su pantalón.
Cuanta imaginación podría caber en su pequeña cabeza inocente… Cuanta dulzura podría reflejar su rostro… Si la pudierais ver con mis ojos, admiraríais su fragilidad, su belleza apática, su sencillez…
Pero quizás, su mayor virtud es su mayor defecto. No vive en nuestro mundo, no ve lo que todos los demás vemos. Vive en su propia dimensión, en su propio planeta, en su propia realidad. Pero aun así, no puede dejar de sentirse indefensa ante los demás, porque ella conoce su propia fragilidad. Por ese motivo se encoge de terror cada vez que alguien extraño se le acerca, por eso le suben los colores cuando un desconocido le habla.
Tan dulce, tan bella, tan pura… ¿Acaso no eres de este mundo?
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